LABIO de Juliana Ojeda

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«y tú, dime
amo todas mis apelaciones tuyas
y entonces sólo tendríamos un labio,
uno solo para decirlo todo».

.Jaques Derrida

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Cruzó la candidez bajo su propio riesgo y atrás quedaron el temblor de su voz y las espaldas..

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..Se sumó al viento, dueño primero de lo móvil y terreno, y pretendió que bajo sus pies se detuviera la distancia.

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......Por supuesto que ya había perdido el corral y con él había entregado el alma para que, suavemente y sin mayores escándalos, brotaran de su espíritu las heridas que aun fluían, separándolo, como diminutas hojas secas.

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.Por último, sin gesto y en una tranquila ceremonia, dejó caer esas palabras que sin virtud lo hacían silencio.

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.Entonces dijo que sólo un ala le dejó su nacimiento..

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.Imaginó que sólo de carne y huesos llenaría lo invisible.

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Y supo que sólo lo Único, sea palabra, hierro o fuego, se atreve a la verdad sin pena. .

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..Ahora está inconcluso y mira el revés de su cuerpo a lo largo de la herida y piensa que si existiera una palabra indestructible, como existió aquella mujer con la que se fundieron en un .

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labio, la esperaría allí. La esperaría inmóvil. La esperaría presumiendo la serenidad que la luna soporta soldada a la intemperie. La esperaría entre esos libros parcos con pretensiones .

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uterinas. La esperaría con alguna, poca, lluz que los esconda para saber el vino negro y lo mejor entre dos sexos y el pesar de los volcanes.

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Oferta de Maria Gabriela Piccini,

3 Julho/2006 .

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